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viernes, 2 de abril de 2010

QUE DICE MI CUERPO CUANDO HABLA?

LO PERMANENTE ES EL CAMBIO


Si existe algo permanente en la naturaleza, es precisamente la impermanencia. Entender esta idea clave nos ayuda a entender el principio de la curación.
Si nos remontamos a antiguas enseñanzas, encontramos por ejemplo que Heráclito, el filósofo griego, hizo una maravillosa comparación: el cuerpo humano y el río como flujo de energía.
Mirando un río parece que es el mismo, pero éste se encuentra siempre cambiando, ya que permanentemente ingresa agua nueva. "No es posible bañarse dos veces en el mismo río..."
Podemos decir entonces que el cuerpo humano es un río de energía inteligente, que muta sin cesar de un instante a otro. El cuerpo no es una masa congelada, sino una exquisita estructura dinámica, energética.

El cuerpo no es permanente, estoy reemplazando sus componentes sin descanso, y por ello es que puedo ir mejorando la calidad de lo que ingresa (desde alimentos, pensamientos, emociones, etc.) contribuyendo de esta manera a la RENOVACIÓN PAULATINA DE TODO EL SISTEMA.


LO VIEJO QUE HA RESULTADO INADECUADO, VA SIENDO REEMPLAZADO POR LO NUEVO, MÁS ARMÓNICO Y SALUDABLE.

Muchas veces nos preguntamos qué es lo que sucede entonces si con el correr del tiempo, mantenemos nuestras enfermedades, siguen los dolores, y malestares. Será entonces este principio correcto?

Claro que lo es, solo que la parte que está fallando es la mía, ya que una y otra vez estoy fabricando el mismo patrón energético y por lógica consecuencia, co-creando la misma y exacta experiencia física (mi enfermedad).

Si quiero mutar enfermedad por salud, tendré que cambiar lo que ingresa en mi cuerpo físico, mental y espiritual.

Tendré también que cambiar la visión acerca de la salud, ya que la medicina contemporánea, se basa en la superstición materialista de que todo está compuesto por materia y por ende el cuerpo es materia, que hay objetos materiales separados que coexisten en un tiempo y espacio. Que somos materia pensante.


Siguiendo ese modelo, todo se soluciona con la pastilla “mágica”. Tienes una infección? pues toma un antibiótico. Tienes fiebre? Toma un antitérmico. Tienes cáncer? Aplica rayos o quimio. Estás deprimido? El antidepresivo te hará ver todo color de rosa.
Los remedios prescriptos por los médicos constituyen actualmente la causa Nº 1 de drogacción en el mundo.
Todo ello, hoy ya es historia, no hay más que entender que la ciencia está redescubriendo las verdades eternas que nos acerca el conocimiento de la física cuántica.
El ser humano está volviendo a recuperar las verdades de las leyes eternas e inmutables de todas las cosas, aquello que hace que todo prospere.


Ciencia y espiritualidad nunca estuvieron separadas. Fue la ignorancia del hombre que generó esa escisión, producto de la soberbia del conocimiento científico.
La física cuántica hoy nos recuerda que todo es energía, que todo es Uno, que no existe la dualidad, que esa energía es parte de lo Superior, de lo Sagrado, que transporta amor, la energía del amor, que genera vida y mantiene la unidad.

El mensaje que hoy recibimos de la inteligencia Suprema no requiere que sepamos física cuántica, solo nos recuerda que necesitamos vibrar  en la frecuencia más alta del amor.

EL VACIO ES NUESTRA ESENCIA

Todo es energía, todo está interrelacionado, la materia es energía en estado denso, somos pura energía que vehiculiza información, y se mueve en un campo mayor de energía.


Si somos un campo de energía inteligente, pensante, entonces mal podemos ubicar la causa de las enfermedades en agentes materiales.

Si observamos el cuerpo desde la física, veríamos que está formado por átomos que se disponen en el espacio vacío y se van moviendo integrándose, desintegrándose, apareciendo y desapareciendo, según el observador esté mirando. El cuerpo es simplemente una partícula congelada en el momento que alguien observa.
Entonces es claro que no hay materia, sino una permanente fluctuación energética., en un campo aún mayor.
Eso es lo que somos. El vacío es nuestra esencia. Somos esa plenitud de inteligencia energética, no material, que se expresa luego en materia.


Como tal, no queda afectada ni por el tiempo ni por el espacio, es permanente.


El cuerpo físico aparece y desaparece. La esencia es lo que permanece.

POR ESO PODEMOS DECIR QUE SOMOS SERES ESPIRITUALES VIVIENDO UNA EXPERIENCIA FÍSICA. Y NO AL REVÉS.

Si pudiéramos cambiar el ángulo de nuestra mirada y crecer en base a esta nueva perspectiva, qué diferente sería nuestro pasaje por esta vida.


Cambiaríamos la manera de relacionarnos con nosotros y con los otros, y todo sería distinto. Pero aún tenemos camino por recorrer, ya que la inmediatez de lo físico, de lo material, todavía obtura en mucho nuestra visión espiritual.

LA ENFERMEDAD VIENE DEL ALMA

 Cuando el cuerpo o la mente se enferman, la causa radica en el nivel más profundo, el aspecto espiritual, que contaminado, produce desequilibrios en el siguiente sustrato, nuestra mente, y de allí se materializa en el cuerpo físico.


Somos esa tríada indivisible de espíritu-mente y cuerpo físico.

Cada célula de nuestro cuerpo es conciente, pensante, inteligente. Siente y piensa ;  en función de ello, responde. Por lo que no solo la mente se encuentra en el cerebro, sino en todo el cuerpo.
También el universo todo es pensante, es un flujo constante de energía e información inteligente que nos engloba y con el que interactuamos.
Entonces, si cada parte de nuestro cuerpo tiene “mente”, esto quiere decir que piensa y que decodifica los estímulos que le llegan, reaccionando de una determinada manera.

Aquí se abre pues otro capítulo, muy interesante que es el lenguaje del cuerpo, el significado de las enfermedades.


A cada órgano o parte del cuerpo le corresponde una significación distinta.
No se enferma de algo por azar, todo cobra un sentido dentro de cada ser.


EL LENGUAJE DE LOS ORGANOS

Volvamos a la idea original: cuando se pierde la armonía en alguna parte de nuestro ser, eso será reflejado textualmente en mi cuerpo físico,que funciona como un televisor,  manifestándose así lo que llamamos una “enfermedad”, que en verdad es un proceso inteligente de eliminación de lo tóxico, iniciándose de esta forma el principio de la cura.


Hay entonces una metáfora a leer, un código cifrado a decodificar, ya que cada proceso físico o mental, está hablándonos de un mensaje que puede ser entendido y cuando eso se logra, el ser más profundo se regocija con el descubrimiento y de ese profundo “darse cuenta”, adviene la curación, producto del aprendizaje y transformación interior.

NO USO LA PÍLDORA MÁGICA PARA TAPAR EL AGUJERO QUE EL APARENTE "SIN SENTIDO" DEL PROCESO ME TRAE, SINO QUE INTERROGA AL SÍNTOMA PARA QUE ME HABLE.

Es como decirle a mi enfermedad que la escucho, que ahí estoy, para entenderla y cambiar lo que he de cambiar, esforzándome en hacer el trabajo de transmutación de obsoletos mecanismos psíquicos que no sirven para que crezca y avance.

Habitualmente cuando algo no me gusta de mi mismo o del entorno, que hago? Lo niego, lo saco de mi percepción y con ello mágicamente creo haber solucionado el tema. Son maneras en que mi aparato psíquico se defiende frente a lo traumático o lo doloroso.
Pero más tarde o más temprano, el conflicto aparecerá . Y será como fricción entre lo que niego, la sombra, que querrá salir, y la otra parte que luchará para que lo oscuro no vea la luz. Sigo tapando, por temor , y fundamentelmente por ignorar que el costo de esa operacion será muy alto...
La fricción podrá darse entre mi Yo y el Alma.  Otras veces, entre componentes de la personalidad. Por ejemplo: digo lo que no pienso , o hago lo que no siento. En todos los casos, la hipocrecía, será la cualidad que me alejará de la práctica de la autenticidad, de la verdad.  Esta forma constituye actualmente, la manera  lamentable y preferida en que nos comunicamos. 
 MI SER QUEDA ASÍ ESCINDIDO, HERIDO, MANIATADO. Y EN ESA NEGACIÓN PIERDO LA HERMOSA CUALIDAD DE SER AUTÉNTICO.

Algunas veces, usaré la proyección para tratar con eso negado. Es decir, pongo afuera (en personas o circunstancias) lo que no quiero ver de mi.
Otras veces, el mecanismo utilizado será el de la somatización.
Aquí vamos cuando hablamos del lenguaje del cuerpo.


Somatizo, es decir, paso al cuerpo aquello que no quiero ver, aceptar.


El síntoma adviene, allí donde no circuló la palabra plena, aquella que le daría sentido.
De esta forma, el órgano queda afectado orgánica o funcionalmente y sufriendo, espera mi despertar.



Espera que desde un lugar de autenticidad me disponga a escucharlo y a fluir en una sintonía saludable.
Que aliñe en un eje lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago, comandado desde el centro de mi ser, el espíritu.




LOS HEMICUERPOS


Cada parte de mi cuerpo, estará regulada y controlada por un hemisferio cerebral, justamente el opuesto al lado del que se trate.
El hemisferio izquierdo del cerebro, procesa la información analítica y secuencialmente, paso a paso, de forma lógica y lineal. Analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, planea procedimientos paso a paso, verbaliza, Piensa en palabras y en números, es decir contiene la capacidad para las matemáticas y para leer y escribir. Está asociado a la acción, lo masculino.


En cambio, el hemisferio derecho parece especializado en la percepción global, sintetizando la información que le llega. Con él vemos las cosas en el espacio, y cómo se combinan las partes para formar el todo. Gracias al hemisferio derecho, entendemos las metáforas, soñamos, creamos nuevas combinaciones de ideas.


Busca pautas y totalidades. Procesa la información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes que componen ese todo. Es intuitivo, piensa en imágenes, símbolos y sentimientos. Tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva. Este hemisferio se interesa por las relaciones.


Está ligado a lo femenino, lo receptivo, las emociones, la creatividad.

Entonces, cada vez que tengo algún proceso del lado derecho de mi cuerpo, tendré que prestar atención hacia el lado masculino de mi vida, esto es, el afuera, el trato con los hombres, lo paterno, la agresión, la acción, el trabajo y lo intelectual.

Inversamente, si tengo afectado el lado izquierdo, tendré que revisar mi lado femenino, el adentro, mi trato con las mujeres, lo materno, la intuición, las emociones.

Será muy valioso también saber que :
Si tengo afectados mis huesos, deberé prestar atención al aspecto más profundo, el espiritual.
Si se trata de algún órgano, músculo, tendones, piel, cerebro, médula, al aspecto mental.
Y si hay procesos en la sangre, linfa, líquido cefalorraquídeo, al aspecto emocional.

LAS PARTES DEL CUERPO AFECTADA Y SU SIGNIFICADO.


Brevemente haré referencia al significado de las afecciones, dividiendo el cuerpo en partes, para entender a qué tenemos que prestar atención cuando la dolencia se manifiesta en un lugar.

Cabeza: creación de ideas, comunicación externa, sexualidad, alejamiento del mundo, planificación, conexión con lo espiritual.
Cara: lo que muestro al mundo (máscara), lo más expuesto frente a los demás.
Ojos: la capacidad de ver o no ver: exterior, interior, emociones, a los otros.
Oídos: Escucharse, escuchar al otro, obediencia, humildad.
Nariz: El “olfato” en todos los planos, la intuición, saturación, llanto guardado.
Boca: Nutrición en todos los planos, probar y digerir la realidad, la comunicación y la expresión de sentimientos y pensamientos.
Dientes: Capacidad de expresar agresión, vitalidad.
Cuello: Bloqueo de pensamientos, sentimientos, control del sentimiento, tozudez, soporte de cargas físicas, emocionales y mentales, capacidad de mirar en varios sentidos.
Espalda: Lo que no se ve de si mismo, apoyo paterno, pilar del ser.
Tórax: Relación íntima con mi interior, lo más interno y privado del ser.
Corazón: la vida misma, alegría de vivir, el amor, lo más profundo.

Sangre: las emociones, el alma, la vida misma.
Pulmones: capacidad de absorber la vida, el dar y recibir, el vacío, plenitud, la tristeza o melancolía.
Senos: lo femenino, dar desinteresado, sexualidad, protección, seguridad.
Estómago: agresión interna, contenida, digestión de ideas, preocupación.
Intestinos: desapego, codicia, avaricia, lugar donde se guarda lo más feo de si mismo y que no se desea mostrar, tristeza.
Ano: control de lo que sale del interior de uno, miedo a mostrar lo peor de uno.
Páncreas: Dulzura (exceso o falta), el amor, manejo de los afectos, la amargura, “acidez” (en todos los planos).
Hígado: eliminación de tóxicos físicos, emocionales y mentales, ira.
Vesícula: reservorio de ira no manifestada, ausencia de humor, la amargura.
Riñones: crecimiento, eliminación de lo que ya no sirve (emociones, pensamientos), miedo, audacia, reservorio de la energía ancestral.
Vejiga: almacenamiento de cosas físicas, emociones y pensamientos que ya no sirven. Miedo, audacia.

Órganos sexuales: sexualidad, dar y recibir placer, lo masculino y femenino.
Piel: protección, contacto con exterior/aislamiento, placer, contacto sexual.
Miembros superiores: realizar y realizarse en la vida.
Hombros: origen del movimiento, lo más intimo y profundo del hacer.
Brazos: fuerza en el hacer, soporte y sostén (interno y externo) para hacer.
Muñecas: flexibilidad, ajustes de último momento.
Codos: flexibilidad, soltura o rigidez en el hacer, precisión, capacidad de cambio.
Manos: instrumento de la acción. Lo que llega más lejos en el hacer.
Uñas: agresión, arma corporal.
Miembros inferiores: dirección en la vida, rumbo y sentido de la vida.
Piernas: sostén, fuerza o debilidad para el camino, fuerza para elevarse.
Rodillas: flexibilidad en los pasos a dar, rigidez en el camino y en el sentido de la vida, humildad y orgullo.
Tobillos: estabilidad, equilibrio, apoyo interno, mental y espiritual.
Pies: dirección en el rumbo que tomamos, contacto con la realidad, raíz, cable a tierra.


Sabiendo escuchar con amor los mensajes del cuerpo, y trabajando activa y responsablemente en la modificación de los aspectos más profundos del ser, es que lograremos transformar los procesos que hemos contribuido en instalar.
Si he comprendido que enfermar ha sido mi responsabilidad , habré de aceptar que curarme también lo es.


GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTE CAMINO, QUE SE VA ABRIENDO CON LOS PASOS DECIDIDOS DE QUIENES SE ARRIESGAN A CRECER...
SOLO HASTA LA PRÓXIMA, TE DEJO CON ESTA HERMOSA BENDICIÓN IRLANDESA:

" QUE EL CAMINO VENGA A TU ENCUENTRO, QUE EL VIENTO SOPLE SIEMPRE A TU ESPALDA, QUE EL SOL TE CALIENTE LA CARA, QUE LA LLUVIA CAIGA CON SUAVIDAD SOBRE TUS CAMPOS , Y HASTA QUE VOLVAMOS A VERNOS QUE DIOS TE SOSTENGA EN LA PALMA DE SU MANO"

Un abrazo desde mi alma! 

sábado, 27 de marzo de 2010

POR QUE NOS ENFERMAMOS?


Siembra un  pensamiento y cosechas una acción.
Siembra una acción y cosechas un hábito.
Siembra un hábito y cosechas un carácter.
Siembra un carácter y cosechas un destino.

Adagio Hindú

Por años nos hemos acostumbrado a encuadrar a la enfermedad como aquel proceso que irrumpe en nuestro cuerpo físico y mediante el cual, perdemos la armonía y entonces algo externo tiene que venir a nuestro auxilio para recuperar el estado anterior.


Pues bien, ya es tiempo de culminar con esa visión errónea y  pasiva, para comenzar a entender que la medicina está en nosotros y no la usamos y que la enfermedad viene de nosotros y no nos damos cuenta.


Hemos vivido en la ilusión de considerar como enfermedad, lo que en verdad es una intensa limpieza de la trinidad Espíritu- mente y cuerpo, que desde lo Alto se nos concede para poder eliminar las toxinas que pacientemente hemos acumulado, y de esa manera, despojarnos de la suciedad para poder volver a brillar, abriendo nuestro espíritu a lo positivo.


Todo lo que ingresa como toxina, será indefectiblemente eliminado. Es una ley del Universo. Hemos sido diseñados para funcionar de una manera inteligente.


El cuerpo – máquina perfecta- con su sabiduría, pondrá en marcha mecanismos de defensa para limpiarse y recuperar su salud.


Solo que nosotros, con nuestra mentalidad materialista y profundamente ignorante de esos mecanismos, tendemos a impedir que ese orden perfecto se desarrolle.


Entonces que hacemos? Cuando aparece un síntoma como la fiebre, eliminaciones a través de por ejemplo vómitos, diarrea, secreciones, erupciones etc., rápidamente nos apresuramos a tapar esas salidas, utilizando remedios, pomadas, vacunas. Resultado: lo que naturalmente pugna por salir porque ya no sirve, vuelve a meterse en el organismo y engrosa así el veneno que seguimos incorporando tan alegremente.


Las “enfermedades” no deberían curarse, porque son la propia cura.


Cuando se intenta curar con un remedio, se está eliminando el síntoma, no la causa que lo originó.


Los remedios suprimen la natural reacción del cuerpo para curarse por si mismo. Dentro del cuerpo humano existe una farmacia perfecta, el “remedio” para cada proceso.

Solo que actualmente tenemos tal nivel de toxicidad, que es prácticamente imposible respetar ese proceso natural, nuestras células están tan tapadas que muchas veces no pueden responder a su trabajo esencial.


Todo lo que no es alimento, es veneno. Hoy la medicina tradicional, con un enfoque materialista, se encarga de cortar el cuerpo, quemarlo y envenenarlo.


Ya no podemos ni debemos callar, lo que es un secreto a voces.



SIGNIFICADO PROFUNDO DE LA ENFERMEDAD



Nadie se enferma sin motivos. Siempre hay una causa para un efecto.


Es imperativo que volvamos la mirada a la causa más profunda que radica en el Espíritu.


Los seres humanos somos capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos. Nuestras células están constantemente procesando nuestros pensamientos y sentimientos y son modificadas por ellos.


Ahí comenzamos a entender porque somos responsables de este proceso. Dejamos de ser “víctimas”, porque en verdad somos activos co-creadores de lo que nos sucede.

Si quiero saber cómo está mi cuerpo hoy y entender ese estado, entonces debo remitirme a lo que pensé y sentí en el pasado. Cómo estaré a futuro? Simple, dependiendo de cómo esté vibrando hoy.


Por ejemplo, si estoy deprimido, entonces seguramente estaré arrasando mi sistema inmunológico, abriendo las puertas a lo que quiera entrar…


CRUZANDO CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD



En los albores de esta nueva era espiritualista, ya partimos de una verdad incuestionable: el cambio del viejo esquema que ubicaba al hombre como centro y a la materia como principal, por el nuevo orden correcto, donde Dios, Fuerza Suprema Creadora, es el centro y el espíritu es principal .


En el viejo paradigma material, el orden correcto fue subvertido, y de esa manera, alterando el principio mismo de la Creación inteligente, el ser humano atrajo hacia sí todo tipo de sufrimientos, desde los físicos, mentales, emocionales, materiales etc. No hay más que mirar el estado actual del mundo para concluir que lamentablemente esta afirmación es verdadera.


Por eso hoy tenemos que responsablemente volver a colocar las cosas en el orden armónico que fue establecido desde una inteligencia Superior, y de esta forma volver a colocar el espíritu como principal, la mente como subordinada y el cuerpo simplemente dependiendo.

Este nuevo esquema nos replantea los conceptos con los que vivíamos en todos los órdenes de nuestra vida.
Pero aquí solo nos ocuparemos de lo que respecta a la salud.

Entonces, si el espíritu es la fuerza que comanda todo el sistema, hay algo que tenemos que comenzar a hacer desde esa base, y jerarquizar el trabajo del resto del “equipo” (mente y cuerpo) en función de ese centro.


Entonces, cuando me enfermo, que es lo que sucede?


En verdad hay un disturbio que proviene del aspecto superior, espiritual, una contaminación en ese nivel, una cierta perturbación espiritual, producto de esa “suciedad” que se traslada al siguiente nivel, el de la mente.
Resultado: la persona vibra mentalmente en un estado alterado, poco armónico, en un nivel de conflicto, confusión, pensamientos compulsivos, enajenado en su mente y con emociones desequilibradas, que le generan más conflicto consigo y con su entorno.


Este nivel de estrés y agotamiento, la llevará seguramente a transportar esta información (que será “leída” como desarmonía) hacia las células físicas, quienes captan y decodifican este lamentable estado, respondiendo con un proceso que concluye en el cuerpo físico.


Si busco entonces la causa en este último eslabón, me estaré equivocando de cabo a rabo, y especialmente estaré perdiendo tiempo y especialmente mi tan preciada salud.


Subo al siguiente peldaño, donde encuentro sentimientos y emociones contrariadas, producto del pensamiento que las genera. Según pienso, siento. Y según siento, actúo, cosechando los frutos correspondientes.


Por qué esa mente vibra bajo, tan negativamente? Tampoco la respuesta la encontraré en este nivel.


Es necesario que suba a la cima y comience a revisar que está pasando en mi espíritu, en que estado se encuentra, y desde allí entonces comenzar a investigar las causas profundas de lo que me está sucediendo.


La energía espiritual, comanda la energía psicológica. Así como la energía mental comanda nuestro cuerpo.

Por eso insistir en ubicar la causa en otros estratos es desconocer que el que dirige la vida de todo ser humano es su espíritu, que está ligado a un orden perfecto superior, que cual manantial invisible lo alimenta.


Cuando comienzo a abrir mi visión espiritual, a purificar mi espíritu y cambiando mi sentimiento más profundo, a elevar mi nivel espiritual, es cuando mi vida comienza a tornarse más liviana, más apacible, ya que de esta forma mi mente, mi cuerpo y mi vida material también se elevan.


Los seres humanos nos polucionamos, y por lógica consecuencia también hemos contaminado nuestro hogar, nuestra bella madre tierra.


ME HAGO RESPONSABLE

Si he comprendido lo anterior, naturalmente entendí que soy responsable de todo aquello que me sucede. Ya no puedo colocarme como víctima y pasivo receptor, sino más bien como actor, gestor y activo, co-creador de los resultados que obtengo.


Nadie es causante más que yo mismo. El estado en el que me encuentro es claramente el reflejo, la proyección de mi acción en todos los terrenos.

Cuando el mundo invisible (espiritual) se altera, proyecta ese disturbio en las células mentales y físicas.
La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí. Cuando mi cuerpo está enfermo, debo leer que es mi alma la que lo está.

Hay dos fuerzas en pugna: el alma que desea la seguridad del ser, y el cuerpo que quiere la seguridad del tener. Resultado: el conflicto, que tiene un costo muy alto.
Tenemos que cuidar nuestro cuerpo físico y nuestra mente y emociones, porque son vehículo para el trabajo. Como decía un maestro Zen: “déjate de hablar de Iluminación y empieza por observarte y disciplinarte en tu cuerpo y en tu mente, finalmente en tu alma”
Cuidarlos, pero hacerlo en sintonía al orden correcto. Cuando doy prioridad a la mirada material, allí está el desorden. Todo debe estar integrado en un trabajo armónico.


La espiritualidad tiene que llevarnos a la máxima elevación de nuestra mente, pero sabiendo que somos mucho más que esa mente.
Somos mucho más que ese personaje que se manifiesta a través de nuestro ego, con la fachada de nuestra personalidad. El “personaje” que allí emerge, es solo la cáscara que enmascara a la esencia verdadera del hombre: el ser, su espíritu, donde se aloja la esencia Divina.

COHERENCIA

Cuando existe una perfecta sintonía entre lo que mi alma desea y lo que pienso, siento, digo y hago, me encuentro en el perfecto equilibrio que garantiza mi salud.
Me oriento en el sendero de la autenticidad, estoy alineado, no alienado.
Me alieno cuando enmascaro y desoigo la voz de mi espíritu, me encapsulo en mi mente, me identifico con ella, creo ser ese personaje que me toma y manipula, y me pierdo en la ilusión de una realidad inventada por esa sombra.




APRENDIENDO DE MI ENFERMEDAD
Si la enfermedad es una señal que me muestra que algo en mí perdió la armonía, es pues una señal de alerta, una alarma que me advierte que la disfunción proviene de otro lugar.


La enfermedad es un espectacular maestro que me enseña algo. La enfermedad me recuerda que tengo responsabilidad porque la generé y también que soy responsable de mi propia curación.


Entonces amorosamente le pido que me hable, le digo que la escucho, le agradezco por manifestarse y dejarme aprender para poder cambiar.


No la aniquilo, no la suprimo, porque si lo hiciera, desaprovecharía una magnífica oportunidad, porque aquello que no se aprende se repite una y mil veces, y entonces siempre estoy en el mismo lugar.

Qué hago? La escucho con la profunda intención de transformarme y volver al sendero de la salud, que siempre es el sendero de la Luz, del amor, de la armonía.
Una vez que aprendí de mi enfermedad, ésta ya no tiene razón de existir.
Entiendo, aprendo y cambio. Entonces, la nueva estructura, no necesitará ya de la vieja enfermedad.


Aprendí, se produjo un cambio interno profundo, abrí mi visión espiritual, integré lo que estaba disociado entre mi alma y mi personalidad, me hice responsable, pude elegir, saliendo de la ilusión del ego que me esclaviza y fragmenta.




COMPRENDIENDO LA ETERNIDAD DEL ESPIRITU Y LO EFIMERO DE LA MATERIA.

La era materialista ya se está terminando. Los últimos coletazos se están haciendo sentir con mucho sufrimiento para todos.


Pero la esperanza es que vamos camino sin retorno a la Era Dorada de la humanidad, porque así está escrito por la Voluntad Suprema, que nos dirige si somos dóciles y sintonizamos con ella, hacia un camino de armonía, salud y prosperidad.


Si adoptamos una forma de vivir centrada en los principios universales, naturalmente seremos capaces de superar estos tiempos difíciles y fascinantes a la vez, porque estamos siendo actores de un gran cambio, donde somos activos creadores de una nueva y bella realidad. Tenemos capacidad para hacerlo, si con humildad nos abrimos a la ayuda y asistencia que desde lo Alto se nos está brindando, y simplemente comprendemos que somos canales para que lo Supremo ejecute su Obra.


La cura a todos los males es una y soberana: el retorno al bello camino del cual nos desviamos: la espiritualidad.



Gracias una vez más a todos aquellos con los que puedo compartir reflexiones y seguir aprendiendo, porque son los que van abriendo alegremente el camino hacia lo luminoso del Ser.


Un cálido abrazo!

EL TIEMPO ES HOY. VAMOS A HACERLO. SI NO ES AHORA, CUANDO?

ABRE TU CORAZÓN, DESPLIEGA TUS ALAS, AVANZA CON FE.


El tiempo es ilusión, el espacio es magia y misterio. Solo tengo lo que me trae cada instante… Aquí y ahora nos estamos encontrando.

Vivimos en un tiempo que moviliza y provoca revoluciones adentro -y por eso mismo- , también afuera.
Durante mucho tiempo pedimos con el alma el cambio que  hoy , se nos está concediendo desde las esferas superiores.
PEDIMOS Y AQUÍ LO TENEMOS. LLEGÓ NUESTRO TURNO PARA HACER. 
Llegó nuestra oportunidad para accionar, desde nuestra conciencia que de a poco va despertando.
Llegó el momento de proponer y hacer.  Silenciar el murmullo incesante de nuestros pensamientos materialistas y crear los cimientos de una nueva realidad.

SI NO LO HACEMOS NOSOTROS, QUIEN LO HARÁ?

Ya son muchas las almas que se van desperezando y amanecen luego de un largo y profundo sueño...
Y responsablemente, toman la propuesta y trabajan.  Con la alegría de saberse fuertes desde la sinergia de la unificación.

Podemos sumarnos a la tarea, podemos hacerlo si queremos, contactados desde una nueva forma de pensar, sentir y actuar. Acercándonos más a la sabiduría espiritual y dejando que se esfumen las certezas del  pesado conocimiento intelectual.

QUE ES LA ESPIRITUALIDAD?

Necesitamos derribar un viejo modelo , porque no se trata de quedarnos embobados contemplando una "Luz" , extasiados desde el ego, sino evolucionar, trascender desde un estado vibracional denso a uno superior, elevando nuestra conciencia como efecto del despertar.
El conocimiento te da poder, auyenta la duda y el miedo.  Te da libertad.
El trabajo de la sombra avanza en directa proporción a nuestro miedo e ignorancia.
Estamos asistidos, estamos  amorosamente contenidos. No lo sientes? Basta que te sumerjas en el silencio de tu interior más profundo para escuchar esas voces. Disfruta de esa caricia...

CUANDO DESPIERTO?
Cuando me doy cuenta de mi identificación con la mente, con la personalidad, comienzo a salir de la trampa de esa manipulación y accedo a un orden vibracional distinto: desde donde fluye el amor, la Verdad, la belleza y la sabiduría de la esencia.

El ego debe ir dejando su trono para que advenga la soberanía del Ser. Despertar a la existencia del mundo espiritual invisible pero realmente existente.
Voy cambiando mi rango vibracional. Tengo el que me corresponde en función a lo que hago desde mi libre albedrío.

La voz del alma todo el tiempo nos habla, y de a poco vamos escuchando su sabiduría, vamos corriendo a nuestro pequeño y limitado yo, para abrir la dimensión de lo inconmensurable del espíritu.

Todo está dado en este tiempo, para que podamos trabajar intensamente en nuestro cambio de vibración, para que decidamos limpiarnos, abrir nuestro espíritu y nuestro corazón.
Cuanto antes lo hagamos, cuanto antes nos unifiquemos, antes podremos experimentar la infinita alegría de sentirnos útiles y preciosos instrumentos de la inmensa inteligencia superior que nos ha creado.

Cada ser humano está tomando otra posición, está conectándose a partir de otro centro, está ubicándose en el bello lugar de su propio poder, haciendo que los muros de su personalidad vayan desmoronándose.

Tiempo interno de profundo desafío, que nos sumerge muchas veces en el temor de la incertidumbre, de la pregunta por el siguiente paso y su dirección, pero que siempre es rescatado por la preciosa voz de la conciencia que desde su trono y con la belleza de lo majestuoso, nos vuelve suavemente a instalar en el lugar exacto donde necesitamos estar en aquel momento… para aprender y dar el siguiente salto.
Salto hacia lo que de inabarcable con palabras tiene la Verdad.

Porque es un momento inédito en la historia que como humanos estamos viviendo, y tenemos el compromiso de avanzar, despojándonos de las viejas vestiduras, abiertos desde el corazón, haciendo el esfuerzo de realmente trasmutar nuestras conocidas maneras de movernos en el mundo, de entendernos a nosotros y a los otros, de contactar con las personas, de intercambiar en nuestros distintos vínculos.


Cambiar cómo me muevo, encontrar profundamente el para qué.
Religar con la Luz, el amor, el brillo de lo Sagrado, la paz , armonía y serenidad de la naturaleza.

Volver a sentir con pasión, que puedo ser mejor cada día, que puedo tender mi mano y ayudar a que otro sienta que algo vale la pena, que existe la esperanza.

Cuando vibro así, desde el centro de mi corazón que siempre contiene amor y Luz, es cuando promuevo que una nueva lucecita se encienda, contagie, genere, multiplique las ganas de vivir, servir, evolucionar.

Sumo almas al Proyecto amoroso e inteligente que nos guía hacia una nueva era dorada, hacia el redescubrimiento del Ser.
Sumo, multiplico, para que muchos entreguen lo mejor de sí y brillen cada vez más…

En definitiva, que es la vida si no está conectada a un sentido enorme y trascendente? Qué es la vida sin ese plus singular que hace la diferencia?

YO SOY TU, NO EXISTE LA SEPARACIÓN.  La unidad es la Verdad, el resto es espejismo, proyección de un viejo modelo que se está cayendo a pedazos…


Te invito a que volemos más alto, más cerca del cielo, ya es tiempo de animarnos a hacerlo. No estamos solos. Nunca lo estamos. Y lo veremos más claro a medida que sigamos abriendo nuestra visión espiritual.


CAMBIANDO LA REALIDAD...

En verdad, la realidad no cambia, ya que simplemente es una construcción. LO QUE CAMBIÓ ES MI MANERA DE VERLA, Y POR LO TANTO DE ACCEDER A ELLA.
Cuando mi conciencia evoluciona, trasciendo la polaridad, me encamino hacia el desapego de mis deseos.
La agitación y el conflicto comienzan a suavizarse.Cuando miro con el tercer ojo , todo cambia de perspectiva, se abren los caminos, se comprende profundamente...


Lo que nos hacía sufrir queda desdibujado, porque se abren portales que nos posibilitan entender las cosas de una forma tan distinta…



Todo lo que es posible de realizar, lo es gracias a la existencia de la magia del amor. Vivimos inmersos en el gran Amor que nos creó, respiramos amor.


Somos vehículos de Luz cuya esencia es amor…
Solo lo olvidamos.




NECESITAMOS VOLVER A RECORDARLO.

Por hoy y hasta la próxima, deseo dejarlos envueltos entre las caricias de este hermoso pensamiento:

“PARA CONVERTIRNOS EN MAESTROS DEL AMOR, TENEMOS QUE PRACTICAR EL AMOR.

LA FELICIDAD ES EL RESULTADO DEL AMOR QUE EMANA DE TI. ASÍ EXPERIMENTARÁS LA GRAN MAESTRÍA, LA MAESTRÍA DEL AMOR.”

EL UNICO CAMINO POSIBLE PARA SER MAESTRO EN EL AMOR, ES PRACTICARLO.

NO NECESITAS JUSTIFICAR TU AMOR, NO NECESITAS EXPLICAR TU AMOR, SOLO NECESITAS PRACTICARLO. LA PRÁCTICA HACE AL MAESTRO.”

Miguel Ruiz “La maestría del amor”

Gracias por la alegría de compartir este espacio.  Gracias por encontrarnos aquí , coincidiendo en la invitación, que la sincronía del Universo nos regala.

Hasta la próxima!