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martes, 15 de octubre de 2013

Perdonar para sanar...

El trabajo es hoy en nuestro campo vibratorio.

En mi trabajo profesional como psicóloga clínica y terapeuta transpersonal,- y bajo la mirada de la psicología espiritual- , parto de la base de que  el ser humano es  un campo de energía- interactuando en un campo mas vasto aún de energía-  que vehiculiza  información. 

Entonces, el concepto del perdón quedará definido como una energía positiva, como una expresión de amor, que alivia a quien logra perdonar y libera muchas cargas.

Especialmente en esta etapa del Plan cósmico- marcado por la tarea de limpiar todo lo que hemos acumulado en esta u otras vidas- es que tenemos que entender que liberarnos de la carga tóxica que representa el rencor, es la llave que nos abrirá el camino al avance, la evolución y la posibilidad de realizar grandes tareas para otros y de esta forma sentirnos felices. 
Servir es la base para la felicidad.  Venimos a ser felices, no a resignarnos a no serlo.


El rencor, nos enferma...

Un ser humano purificado, libre de esa carga de veneno, tendrá una frecuencia vibratoria mas 
activa, veloz, liviana. Vibrará en una frecuencia mas alta y por ello con menos limitaciones.
Por lo tanto su posibilidad de retribución será mayor.

Cuando caminamos con la mochila del rencor, el camino de vida y de sanación se hace muy pesado, tortuoso y de difícil comprensión. 

Si  perdonar, es expresión de amor, tenemos que recordar, que el amor es el motor de la vida, todo lo puede y posibilita, todo lo transforma.
Perdonar no quiere decir olvidar lo que alguien nos hizo, sino retirar la carga de rencor acerca del hecho, para básicamente sentirnos aliviados, pues el único que se perjudica cargando semejante energía tóxica y pesada, es uno mismo.

Limpio mi espíritu, avanzo. El perdón me libera, me limpia, me transforma de una bola de plomo a una bola de ping-pong. 
Si no perdono, quedo mas atado a las personas por las que siento rencor. Quien se perjudica?


Ley de causa- efecto-  Lo que va, vuelve

Además, trabajar el perdón, significa captar profundamente el significado de la ley de causa-efecto,  que es una ley del Universo y que nos enseña que a una acción, le corresponde una reacción, a una causa, un efecto. Cosecho lo que he sembrado. Lo recuerde o no, es mi exclusiva responsabilidad.

Entonces, si en mi vida aparece alguien que me daña, deberé comenzar a captar - desde el sentido de karma negativo-  (como deuda de esta u otras vidas), cual es la causa que generé para cosechar ese efecto, en lugar de victimizarme, quejarme, lamentarme y desperdiciar una maravillosa oportunidad para  limpiar la energía de esa situación, y así, transmutando, poder evolucionar y avanzar. Aunque me duela, el otro que me daña es un maestro que viene a enseñarme algo. Algo que no debo de volver a hacer...

Necesitamos cambiar nuestra manera de enfocarnos y reflexionar acerca de que ningún ser humano es infalible. Todos nos equivocamos, es por ello que venimos otra vez encarnados con ese cuerpo físico a vivir una experiencia humana, y corregir los errores que quedaron pendientes.

Cuando aprendo, no repito. Y entonces se me permite avanzar. Así reparo errores, corrijo experiencias, limpio mi alma, mente y corazón.
Reparación es compensación karmica. Corrijo lo que me di cuenta (en el sentido de insight), es ahí que puedo perdonar profundamente y en ese acto me libero, sano, me elevo espiritualmente.

Finalmente...

En esta fase del plan superior, todos los eres humanos tenemos una imperiosa tarea que realizar. Dependiendo de que la hagamos y cómo la hagamos, pasaremos a la siguiente y decisiva etapa de evolución. Cada uno de nosotros será responsable exclusivo de pasar o excluirnos...
Ya no es tiempo de sofismos, de trabajo mental solamente, de argumentaciones, proyecciones, teorías sofisticadas.

El trabajo espiritual es simple, es conexión con nuestro yo verdadero, con el sentimiento profundo. El alma purificada y un corazón vibrando puro y con amor altruista, consigue realizar una tarea de gigantes. No lo compliquemos. 

Es como hacen los niños -antes que la sociedad y sus mandatos los contaminen- , con pureza, espontaneidad, con el corazón libre de egoísmos, rencor o competencia.

Ojalá pronto, muy pronto lo entendamos y especialmente si lo entendimos, lo vibremos, lo llevemos a la practica de cada día y en cada lugar.   
Gracias por estar siempre acompañándome en esta maravillosa tarea de aprender juntos y ayudar a otros a hacer lo mismo.
Que el Cielo y su Luz siempre los proteja!

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