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lunes, 12 de octubre de 2009

La cura está contemplada en el principio de la vida.


Estoy segura que si coincidimos en este espacio, hay una causalidad que nos une. Los encuentros no son por casualidad!
Aprovechemos entonces este maravilloso regalo que nos hace el Universo, cuando nos propone unirnos, y disfrutemos juntos.

Hoy pensé en reflexionar junto a Uds. acerca de otra manera de enfocar la salud, en todos los niveles, cambiando el eje del tratamiento:
PASAR DE LA ACCIÓN DE TAPAR, OBTURAR, A LA DE DESTAPAR, LIMPIAR, VOLVIENDO LA MIRADA A LA CAUSA MÁS PROFUNDA, LA QUE RADICA EN EL ESPÍRITU.
No les parece fascinante la tarea de romper viejos esquemas y abrir nuevos puentes para ir del otro lado del camino?


DEL OTRO LADO DEL CAMINO, hay mucho mas de lo que podemos imaginar o vislumbrar con nuestros simples y limitados ojos físicos…
Los chamanes por ejemplo percibían la energía tal como fluye libremente en el universo, libre de las ataduras de la socialización y la sintaxis, como pura energía vibratoria. A ese acto lo llamaban “VER”.
Estamos transitando una época de vuelta a esos milenarios y sagrados saberes
. Hay un dictado del Universo para esa vuelta, no tiene retorno, y eso constituye una feliz noticia, ya que nos conducirá a recuperar la verdadera salud y felicidad tan ansiada por todos nosotros.

La humanidad ha vivido bajo la ilusión de considerar como enfermedad, lo que de hecho es una perfecta y maravillosa planificación de la ley de la vida. Y si nos ponemos aún más precisos, podremos afirmar que la así mal llamada enfermedad, es en realidad LA CURA, ya que la recuperación de la salud es un proceso fisiológico natural que no puede ser sustituído por ningún medio externo.

Pensar que algo exterior al organismo puede curar una dolencia o un proceso que irrumpe y altera el equilibrio natural, es desconocer los principios básicos sobre la naturaleza de la salud y los fundamentos esenciales de la sabiduría por la que fuimos tan perfectamente creados.

Tenemos que volver a replantearnos que es la salud y el significado profundo de la enfermedad
, ya que necesitamos con urgencia cambiar la manera de pensar y actuar, y especialmente legar a las nuevas generaciones estrategias y líneas de acción que estén alineadas a
una forma de vida que se encuentre en sintonía con los principios de equilibrio y bella armonía que se encuentran en la Naturaleza y en todo el Universo.

Si tomáramos mas tiempo en observar la perfección con la que funciona nuestra madre tierra y respiráramos en su ritmo, nos percataríamos que todo tiene un perfecto equilibrio y cada pieza encaja con la siguiente , como si se tratara de un maravilloso rompecabezas que ya se encuentra armado, pero
como estamos ciertamente vacíos de sabiduría espiritual y tan llenos de conocimientos inteligentes, no lo podemos ver.

Durante siglos nos hemos intoxicado espiritual, mental y físicamente
a tal punto que ya no podemos siquiera reparar en lo obvio, y apelamos a sofisticadas teorías científicas que lo único que incrementan, son las barreras que anteponemos y nos impiden observar lo que fue creado con tal perfección y profundo amor.

Retomando la idea que nos ocupa, curarse es tan natural como la digestión, el crecimiento o la reproducción. LA CURA ESTA CONTEMPLADA EN EL PRINCIPIO DE LA VIDA.


Cuando por ejemplo, tenemos fiebre, dolor, inflamación, infección etc., en verdad se trata de un simple proceso de eliminación de las toxinas que en algún momento y de alguna forma hemos ingresado a nuestro organismo. El sistema ha sido desestabilizado y busca naturalmente recuperar el equilibrio perdido. Simple y sin vueltas. Nosotros somos lo que lo complicamos ya que allí comenzamos en la mayoría de los casos a reingresar más toxinas (por ejemplo en la forma de medicamentos).
Entonces, veamos el circuito patológico que nosotros mismos vamos alimentando por simple ignorancia o tal vez mala información o educación.

Tengo por ejemplo un dolor de cabeza. Qué hago? En verdad el dolor es la señal por la cual mi organismo me informa que hay toxinas acumuladas que están moviéndose y como consecuencia provocan irritación y el dolor que estoy sintiendo. Luego naturalmente serán eliminadas, siguiendo los canales y vías que el cuerpo ya tiene asignados para su expulsión. Lo que no sirve, se elimina, Este mecanismo producirá el alivio, es decir, luego que la toxina se escurra, desaparecerá el dolor.


Ahora bien, como nuestra cultura nos ha enseñado a buscar el mecanismo más rápido y hedonista para aliviarnos, vamos a buscar eliminar lo que nos perturba, Y qué hacemos? Seguramente tomar esa pastilla mágica, que creemos es la solución de todos nuestros males. No hay tiempo que perder y menos si se trata de alinearnos respetuosamente al ritmo de respiración de la naturaleza. Qué tontería eso, que pérdida de tiempo, con todas las cosas importantes que tengo para hacer! No pensamos lamentablemente de esta manera?

Así, ingreso mas toxina en mi organismo de tal forma que luego , para calmar el siguiente dolor, tendré que tomar una dosis mayor de medicamentos, y así sigo en la vertiginosa carrera de envenenarme sin siquiera darme cuenta.
Qué tal? no será que andamos con nuestra cabeza dada vuelta y estrellada contra el piso?

Entonces, que hacemos?
Primero, si queremos reemplazar la enfermedad por salud , tenemos que mejorar lo que ingresamos en nuestro cuerpo, mente y espíritu, esto es, desde alimentos, hasta sentimientos, pensamientos, objetivos de vida etc. Nadie se enferma sin motivo. Siempre hay una causa para un efecto.


Las toxinas que entran al organismo se deben entre otros, a los colorantes de los alimentos, los conservantes, pesticidas, aditivos, los químicos, los venenos inyectados o inhalados , la fatiga, el estrés, las preocupaciones, y la vibración negativa ( bajo la forma de queja, insatisfacción, esto es, falta del sentimiento de gratitud).
Todo ello se va incorporando como impurezas que aunque invisibles, se suman y son eficaces en su acción contaminante.
Cuando intento suprimir el efecto sin atender a la causa, entonces tengo que saber que solo tapo lo que tiempo después, se volverá a destapar, ocasionando mayor esfuerzo y desgaste en el siguiente intento de reparación.
El proceso de cura, siempre es desagradable en primera instancia. Claro que es así. Por eso buscamos acelerar los tiempos naturales, tomando algo externo que promete pronto alivio.
Es una trampa suficientemente atractiva para caer en ella…

Como seres humanos, hemos progresado increíblemente en el avance tecnológico, pero también en la misma proporción,
hemos decrecido en nuestra sintonía con los sabios principios que regulan el ciclo de la vida .
La pregunta que responsablemente necesitamos hacernos es cómo y de que manera volvemos al punto de inicio, y tomando nuevo impulso, reiniciamos el camino, ahora sí, considerando el aprendizaje que con dolor hemos incorporado.


Cuando aprendemos, producimos un nuevo y más amplio entendimiento, que marca un punto de no retorno. Ya no puedo desconocer, no puedo alegar ignorancia. CUANDO APRENDO, NO REPITO.
Y a eso le agregaría: que si aprendo, tengo la responsabilidad de compartir ese aprendizaje con otros, ofrecerlo, ya que el conocimiento incorporado necesita circular, no es ni mío, ni tuyo, es simplemente para todos y de todos. Porque así está establecido por la ley de la vida y del amor por la que fuimos creados.

El tema que nos ocupa es tan amplio y fascinante que sin dudas nos llevará a muchas otras reflexiones en diversos espacios y desde tantísimos y variados ángulos.
Simplemente mi intención era lanzar algunos y elementales interrogantes, para incentivar el deseo de seguir abriendo y ampliando el círculo de aprendizaje. APRENDER, CRECER, CAMBIAR, QUEBRAR CERTEZAS Y TRANSFORMAR REALIDADES.


Te invito a compartir tus reflexiones y siempre valiosos aportes.
Gracias, muchas gracias por estar allí, generando el deseo de seguir trabajando para ayudar a la reconstrucción de una nueva, amorosa y radiante civilización!


Hasta la próxima y muchas gracias.


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